Caprichosas, algunas flores solo nos obsequian con su presencia hacia final de la primavera o principios del verano. Es una belleza oportuna.
Para esas fechas, promete llegar la publicación de mi primera novela. La coincidencia no es baladí.
Por poco que me conozcas, sabrás que en ella te voy a hablar de relaciones humanas. Me fascinan. Las observo, analizo y casi disecciono, desde la niñez. Me atrae escribir sobre ellas.
Y, como no podía ser de otra forma, las flores, el arte y el mar se cuelan en la narración. A veces como espectadores, otras como personajes por derecho propio.
Después de años -décadas- sin publicar mis páginas, a pesar de vuestros ruegos, sé que ha llegado el momento.
Porque os lo debo a cambio de tanto apoyo e insistencia. Porque este es el legado que dejará constancia de lo que fui.
Y porque la única persona del mundo capaz de convencerme, me regaló la llave que abría, al universo, esta novela. Es un presente realizado con el corazón. Sutil, más hermoso de lo que puedas imaginar. Y, casi, casi azul.
La cuenta atrás ya ha comenzado. Gracias a quienes lo hacéis posible. Desde aquí, os relataré cada paso.
La enredadera no tardará en florecer.

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